Relato | El roba madres




Beatriz estaba animada con lo bien que le había quedado la fiesta de su hija de tres años a pesar de tener tan poco tiempo para prepararla, ya que se habían mudado a la nueva casa hace cinco días, se sentó y se quedó distraída mientras veía a sus sobrinos jugar en el castillo inflable que alquilaron para la ocasión, Beatriz los veía reír, pero no vio a Mia por ningún lado, buscó a su hija con la mirada, pero no estaba en el jardín, así que decidió ir a buscarla, se dirigió dentro de la casa y allí la vio, estaba de pie, sola, pero hablaba con alguien, Beatriz se acercó.

—¿Qué haces cariño? —preguntó Beatriz.

—Mami, Patty no quiere que vaya a jugar con mis primos —dijo la niña.

—Dile que es solo un rato, que cuando se vayan volverás a jugar con ella —dijo Beatriz, para seguirle el juego.

Mia obedeció a su madre y le habló a Patty como si realmente estuviera frente a ella, Beatriz miraba atónita con la facilidad que hablaba su hija a la nada.

Terminada la fiesta y cuando ya todos se habían marchado, Beatriz recogía y botaba en una bolsa de basura; platos, cubiertos plásticos, servilletas y papel de regalo.
Erick, su esposo, llegó para ayudarla, ya había dejado dormida a Mia en su cama.

—Estoy preocupada por Mia —dijo Beatriz.

—¿Por qué? ¿Qué tiene? —preguntó Erick.

Beatriz lo miró.

—Hoy la encontré hablando con alguien en la sala, pero estaba sola —dijo Beatriz. Erick sonrió.

—Tranquila, todos los niños tienen un amigo imaginario —dijo Erick.

—Yo no lo tuve ¿tú sí? —preguntó Beatriz.

—No —respondió Erick.

—Entonces no todos los niños tienen uno como tú dices —dijo Beatriz.

Beatriz y Erick se fueron a dormir.

A las tres de la mañana, Beatriz se despertó y se asustó al ver a Mia parada frente a ella observándola.

—Cariño, ¿qué haces despierta? —preguntó Beatriz.

—Patty no me deja dormir, quiere que juguemos —dijo Mia mientras se restregaba un ojo.

—Ven, duerme aquí, pero por esta noche.

La niña subió a la cama y entre su padre y su madre se durmió plácidamente.

* * * *

Los días pasaron y los problemas con Mia y su amiga imaginaria aumentaron. Ya Beatriz no aguantaba, su hija estaba fuera de control, se había vuelto mentirosa, hacía cosas y después culpaba a Patty, como arrojar comida al piso, romper y rayar los juguetes y las paredes, llegó hasta desordenar la habitación lanzando todo por la ventana hacia el jardín, cuando Beatriz se enojó la niña culpó a Patty y le dijo que lo hizo porque no quiso hablarle cuando le dijo que quería verla muerta, Beatriz sintió miedo por la salud mental de su hija.
De noche sentía que Mia entraba a la habitación y tocaba su rostro, al despertar no estaba, ella se levantaba para ir a la habitación de la niña y allí estaba en su cama dormida plácidamente.

Beatriz habló con Rebeca, su mejor amiga, sobre la amiga imaginaria de Mia y ella le sugirió que la llevara a un psicólogo infantil, pero que no tenía que preocuparse demasiado porque era normal en niños de esa edad, Beatriz pidió la cita para llevar a Mia.

Beatriz se despertó temprano, quería adelantar algunas cosas en la casa para ir al consultorio del doctor, ya Erick se había marchado al trabajo cuando Beatriz escuchó a su hija gritar, parecía discutir con alguien, ella se dirigió a la sala.

—¡MIA, YA BASTA! —gritó Beatriz.

—Patty me está molestando, no quiere que me lleves al psicólogo —dijo la niña.

—Por favor Mia, no sigas... ¿Al psicólogo? ¿Cómo sabes eso? —preguntó Beatriz.

—Patty me lo dijo —dijo la niña y Beatriz sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo, algo estaba mal y no era su hija.

—Vamos a la casa de la abuela —dijo Beatriz.

—Patty se va a molestar conmigo —dijo Mia.

—No me importa, nos vamos —dijo Beatriz y la niña comenzó a llorar.

—No, no, no me lleves, se va a molestar, ya está furiosa conmigo —dijo Mia.




Beatriz de repente se quedó paralizada, algo horrible comenzó a salir por la pared, ella quería correr, pero no pudo, le fue imposible.

Mia vio con terror como Patty se llevó a su madre por la pared, gritó tanto que le dolía la garganta.

Erick vio que sonaba su teléfono, era Alfredo su vecino, al ver su nombre en el móvil se preocupó, ellos habían intercambiado sus números por sí había una emergencia en sus respectivas casas.

Cuando colgó corrió hacia allá, Erick iba temblando porque Alfredo le dijo que había escuchado gritos en su casa y llamó a la policía, le dijo que Mia se encontraba bien, eso lo tranquilizaba, pero… ¿y Beatriz? No había mencionado nada de ella, algo malo había pasado con su esposa porque de lo contrario le habría dicho que estaba bien.

Casi choca un par de veces por lo distraído y preocupado, sentía que su cabeza iba a estallar. Cuando llegó a su casa seguía allí la patrulla de policía, no le permitieron entrar hasta hacerle unas preguntas. 

—Papi, Patty se llevó a mami —dijo Mia.

La niña lo repetía constantemente, Erick estaba pálido, cuando la policía le preguntó sobre quién era esa Patty él no supo qué decir, le parecía una locura y ellos no le creerían.

—Es la amiga imaginaria de mi hija —dijo Erick y los dos policías se vieron incrédulos.

Nadie supo qué le había sucedido a Beatriz, Erick era el principal sospechoso de su desaparición, que él lo había planeado todo junto con su cómplice llamada Patty, pero no encontraron pruebas suficientes contra él, ni sobre la supuesta Cami, todos los amigos a los que se les pidió información dijeron que Erick sería incapaz de hacer algo malo a su esposa y con la declaración de Rebeca sobre la amiga imaginaria de Mía, tuvieron que dejarlo en libertad.

* * * *

Beatriz estaba en su casa, veía todo lo que sucedía, llamaba a Erick pidiendo ayuda, pero era inútil, él no podía escucharla, veía con tristeza a su familia porque quería abrazarlos, pero era imposible hacerlo, estaba allí sin poder decirles que los amaba.

Con los días Erick estaba demacrado, ella se sintió triste porque sabía que le dolía su ausencia, Mia estaba retraída y no sonreía, había perdido a su madre y eso la marcaría para siempre, eso le partió el corazón. En el lugar que estaba Beatriz sabía que no era la única allí, porque podía sentir que otras mujeres lloraban y se lamentaban, llamando a sus hijos.

Un día Beatriz vio con tristeza como Erick y Mia se mudaban de la casa, ella lloró desconsolada, se sintió morir.

Los días pasaron y la casa se mantuvo sola por un tiempo. Hasta que la puerta se abrió y entró una pareja, Beatriz vio como su captor, esa forma negra y horripilante salía de la pared, pero mientras lo hacía se convirtió en una hermosa niña.

—¿Cómo te llamas? —dijo una voz.

—Patty —respondió el monstruo.

—¡NOOOO! —gritó Beatriz al ver que hablaba con la hijita de los nuevos habitantes de la casa.



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